
San Marcelino • 22 años
18/04/2021El 18 de abril de 1999 el Papa Juan Pablo II canonizó a Marcelino Champagnat en la plaza San Pedro del Vaticano y le reconoció como santo de la Iglesia universal. El milagro que definió esta posibilidad ocurrió en nuestra comunidad en relación a la avanzada enfermedad del Hermano Heriberto. Compartimos aquí su historia.
El milagro del Hermano Heriberto
El hermano Heriberto (Heinrich Gerhard Weber) nació en Essen (Alemania) el 19 de marzo de 1908. Después del noviciado y los años de formación de magisterio, ejerció como profesor en Alemania. El 30 de abril de 1937 tuvo que marchar como exiliado a Uruguay a causa de las dificultades surgidas en su país.
Durante años desarrolló su actividad en Uruguay como maestro en primaria y secundaria. En varias ocasiones desempeñó el cargo de Director y Superior de comunidad.
En mayo de 1976, en medio de su actividad normal, se vio aquejado de altas fiebres y fuertes dolores en la columna vertebral, que le obligaron a guardar reposo. Los médicos le diagnosticaron «neoplasia primitiva desconocida con metástasis en los pulmones». Aun en tratamiento, el escenario era muy complicado.
El día 13 de julio, a petición del Hermano Provincial de Uruguay, los Hermanos de la Provincia junto con sus alumnos inician una novena para pedir, por intercesión del Beato Marcelino Champagnat, la curación de Heriberto.
Al finalizar la novena, el 26 de julio de 1976, el enfermo sintió una mejoría súbita e imprevisible. Las radiografías realizadas en esa fecha revelaron que los signos de la enfermedad habían desaparecido. Todos quienes le conocían consideraron esta curación, desde el primer momento, como milagrosa.
Presentado el caso ante la Junta Médica del Vaticano, sucedieron varios años de estudio hasta que el 26 de junio de 1997 se concluyó que esta curación fue científicamente inexplicable.
El 2 de junio de 1998 la Comisión de Cardenales y Obispos se expidió con votación favorable sobre la curación milagrosa del H. Heriberto y se anunció la canonización de Marcelino Champagnat.
Compartimos y recordamos las palabras de Juan Pablo II en la homilía de la canonización.
«San Marcelino anunció el Evangelio con un corazón ardiente. Fue sensible a las necesidades espirituales y educativas de su época, especialmente a la ignorancia religiosa y a las situaciones de abandono que vivía particularmente la juventud.
Su sentido pastoral es ejemplar para los sacerdotes: llamados a proclamar la buena nueva, también deben ser verdaderos educadores para los jóvenes, que buscan un sentido a su existencia, acompañando a cada uno en su camino y explicándoles las Escrituras.
El padre Champagnat es, asimismo, un modelo para los padres y los educadores: les ayuda a contemplar con esperanza a los jóvenes y a amarlos con un amor total, que favorece una verdadera formación humana, moral y espiritual.
Marcelino Champagnat nos invita, además, a ser misioneros, para dar a conocer y hacer amar a Jesucristo, como lo hicieron los Hermanos Maristas incluso en Asia y Oceanía. Con María como guía y Madre, el cristiano es misionero y servidor de los hombres. Pidamos al Señor un corazón tan ardiente como el de Marcelino Champagnat, para reconocerlo y ser sus testigos».
Leé la homilía completa acá
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